Si has visto Euphoria probablemente te hayas quedado prendada de Kat. Pero si eres gorde, es bastante probable que su personaje te resultará una mezcla entre un soplo de aire fresco y un abrazo a tu adolescente interior.
Kat es valiente y vulnerable. Una bomba de relojería envuelta en un fabuloso corset rojo. Ojalá ser un poco más Kat a veces, ¿verdad?
Pues lamento quitarte la ilusión pero yo no soy Kat. No tengo su valentía, ni su dinero y, sobre todo, no tengo su cuerpo. Y ahí justo es donde quiero ir a parar: Kat no nos representa a todas las gordas.
Y no me malinterpretéis, Barbie Ferreira no tiene porqué, por gorda y famosa, representarnos a todas. De un modo u otro, su personaje en Euphoria me servirá como ejemplo para explicar la problemática con la representación que los cuerpos gordos tenemos en el mundo audiovisual.
Desde los activismos gordos exigimos continuamente una mayor representación de nuestros cuerpos y nuestras identidades en series y películas pero, ¿estamos a caso conformándonos con cualquier cosa? Podemos nombrar una decena de series con personajes gordos maravillosos que son un auténtico bálsamo para mi niña interior pero no puedo verme identificada con ninguno de ellos por dos cuestiones fundamentales:
La primera, todos los papeles de personajes gordos que aparecen en la ficción giran en torno a su cuerpo: traumas, cambios, acoso escolar… Y aunque adoro a Rae de My mad fat diary, habría amado encontrar en Chicas malas a una sola adolescente gorda cuyo personaje no fuera un estereotipo gigante ni un parche puntual para ponerse el pin de body positive.
Quiero ver a las identidades gordas representadas en personajes con su propia complejidad más allá de la cuestión de la gordofobia. Si soy la main character de mi propia historia, ¿por qué voy a conformarme con ser la amiga gorda del jugador de béisbol buenorro? ¿Por qué no puedo yo descubrir unas ruinas que cambien el rumbo de todo lo que creíamos acerca de una civilización antiquísima? ¡Que dejen de darle papeles de gorda graciosa a Rebel Wilson!
En segundo lugar, las gordas existimos -y resistimos- en todos los tamaños y formas. No, no me veo representada en la mayoría de personajes considerados gordos porque su corporalidad ni se acerca a la mía. Necesitamos barrigas, brazos grandes, papadas que no sean forzadas. Necesitamos cuerpos tan grandes que incomoden, porque, ¿cómo es posible que no nos resulte alarmante lo fácil que la norma se ha acomodado a esta representación del cuerpo gordo? Si sigue cabiendo en la norma… no nos representa a todas. Amo a Barbie Ferreira y nadie podría haber representado a Kat mejor que a ella, pero ni uno solo de todos sus divinos corsés me pasa más allá del cuello. Quiero ver diversidad en la televisión, quiero vernos ti, ella, y a mí representadas y sobretodo quiero que no nos conformemos. Con nada. No quiero que obtener una cierta -triste y condescendiente- representación en los medios y que eso nos consuele. Quiero que busquemos más. Hasta que todas podamos vernos reflejadas. Hasta que no tengamos que buscarnos con lupa para encontrarnos.
Porque si there’s nothing more powerful than a fat girl who doesn’t give a fuck… démosles fat girls pa’ rato.
@nadiavgb